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Jornada mundial de la higiene de manos.

Actualizado: 6 may 2021

¡Hola, Micromunders! Esta semana toca post doble porque hoy es un día especial. Hoy es la Jornada Mundial de la Higiene de manos.

En los últimos tiempos lavarse las manos se ha convertido en un hábito, casi en una norma que todos intentamos no descuidar en época pandémica (es otra de las cosas favorecidas por la pandemia como vimos en post anteriores). Sin embargo, es un gesto muy importante, no sólo a nivel pandémico, sino también cotidiano. Según la OMS reduce un 85% de los microorganismos presentes en la piel, un 50% de los casos de enfermedades intestinales y un 25% de enfermedades respiratorias. Con un sólo gesto podemos curarnos de bastantes disgustos.


Historia del lavado de manos en los hospitales.

¿Pero cuando supuso un hito entre las paredes del hospital? ¿Cómo se descubrió su eficacia como medida preventiva? Una medida que ahora nos es lógica y habitual, hasta hace relativamente poco no lo era. La historia se remonta a Ignaz Semmelweis. Fue un obstetra húngaro del siglo XIX. Este médico estaba preocupado por la alta incidencia de fiebre puerperal entre las mujeres parturientas. Consiguió averiguar cual era la fuente de la infección y cuál era la solución: el lavado de manos. ¿Cuál fue la reacción del resto de profesionales? El rechazo, tildando a Semmelweis de loco.


Para llegar a una conclusión que ahora sabemos que no es descabellada ni compleja, tuvo que observar distintas salas de parto. Entre dos salas de parto notó una diferencia importante. Aquella que tenía mayor tasa de mortalidad era aquella en la que médicos y estudiantes no realizaban ningún tipo de desinfección, llevando a la sala de partos 'materia cadavérica'.


El médico propuso usar soluciones de cloro en las manos, tanto antes como después de atender a cada paciente. Comenzó a realizar esta medida en 1847 y anotó metódicamente los resultados. ¿Sabéis cual fue el resultado? La tasa de mortalidad disminuyó. Comparó datos, realizó estadísticas, todo para presentar pruebas de su teoría. Incluso demostró que en las salas donde atendían matronas, quiénes no tenían que ver con el estudio anatómico de cadáveres, las tasas de mortalidad eran menores. Incluso la tasa de mortalidad de las madres que daban a luz en la calle era menor que las que lo hacían en clínica. ¿Por qué nadie le hizo caso? Para la sociedad de aquel entonces no era viable culpar a los médicos de las muertes.


¿Cómo pagaron a Semmelweis por todas las vidas que su teoría salvaría en los posteriores años? Fue despedido y su medida, prohibida. Asumió una cátedra en la Universidad de Pest en Hungría y aplicó su método a los estudiantes, enseñándoles y salvando así muchas vidas. Algunos biógrafos indican que terminó internado en un sanatorio en 1865 con apenas 47 años, debido al estado de su mente, fruto de todo lo que había vivido. Murió ese año por la infección de un corte gangrenado.


No fue hasta 1879 cuando Pasteur reconoció el mérito del médico en la Academia de Ciencias de París. Interrumpió a otro expositor para afirmar que la fiebre puerperal no se producía por sus argumentos, sino porque la enfermera y el médico llevaban los microbios de una persona infectada a otra sana. Fue Pasteur quién ese mismo año identificó al causante, un estreptococo (un género de bacterias).


La historia de Semmelweis y la estupidez de sus contemporáneos demuestran no sólo la dificultad de cambiar hábitos, también la necesidad de concienciar a la gente sobre la importancia de medidas de prevención como lavarse las manos. Lo que hoy nos parece obvio no lo fue en su momento. Aunque podamos creer que no habrá otro Semmelweis, podemos ver en la actualizad corrientes negacionistas y antivacunas que tratan de menoscabar los avances científicos. No es algo antiguo ni desactualizado. Por eso, la concienciación de la sociedad y de los profesionales es un factor clave en la implementación de medidas de prevención.


¿Cómo hay que lavarse las manos?

Aunque parece una pregunta tonta, es muy importante saber lavarse las manos correctamente. No basta con mojarlas y frotar un par de veces. Os dejamos la infografía de la OMS que es clara y explica con bastante claridad como debéis lavaros las manos. Si no tenéis un grifo cerca, usad gel desinfectante.

¿Quién le iba a decir a Semmelweis qué su medida iba a ser una de las principales herramientas de prevención que tenemos contra los microorganismos patógenos? Aunque hemos hablado de la fiebre puerperal en la historia de Semmelweis y del lavado de manos en tiempos de pandemia, debemos indicar que esta medida preventiva también es importante en el tema que nos abarca de la resistencia antibiótica. Si podemos prevenir una infección no tendremos que hacer uso de los antibióticos.


Recordad: si es posible, es mejor prevenir que curar. Seguid las recomendaciones sanitarias y las medidas de seguridad. El toque de queda se acaba dentro de poco, pero el virus sigue en activo y no debemos perder de vista las actitudes positivas que nos está inculcando, porque es también una herramienta clave para otros problemas como la resistencia a los antibióticos.

Autora: Andrea Paloma González (redes sociales). María Lorenzo Sánchez (web).

Bibliografía










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